el concepto de la moda líquida

La moda líquida: el impacto de la necesidad por consumir en la moda

En nuestra edición de The B Concept dedicada a creadoras femeninas, hemos tenido el placer de hablar con Sandra Bravo, consultora e investigadora del sector de la moda cuya principal trabajo se ha centrado en el concepto de la «moda líquida», cómo las tendencias y nuevas necesidades creadas por marcas y consumidores han moldeado la industria y han tenido un impacto sobre la misma. Vamos, que nos ponemos algo teóricas.

Moda líquida explicado por Sandra Bravo
Sandra Bravo, consultora e investigadora de moda
¿Cómo descubriste el concepto de la Moda Líquida y por qué es relevante en el contexto actual?

Zygmunt Bauman siempre fue uno de mis sociólogos preferidos y sus teorías sobre la Modernidad Líquida y la sociedad me interesaban mucho. Empecé a investigar mucho sobre ellas y me di cuenta que esa metáfora de la liquidez para explicar cómo la sociedad se había diluido desde el modernismo era perfectamnete aplicable a lo que estaba pasando con la industria actual. La prisa que marca el posmodernismo se manifiesta en muchos ámbitos, y uno en los que tiene más relevancia es la moda, que  cambia a la vez que la sociedad y las personas vamos cambiando, por etapas y por épocas. Este cambio posibilita que en la moda, también se haya licuado en el tiempo y ciertos aspectos sólidos se hayan ido diluyendo, fomentando la aparición de nuevos modelos de negocio más fluidos, nuevos flujos de tendencias, marcados por la reducción de los tiempos, y que, por tanto, se haya podido restar importancia a valores más sólidos asociados a ella como podrían ser la cultura, el arte, la dignidad humana o la creatividad, dando lugar a una producción de ropa de “usar y tirar”.

Pregunta enrevesada. ¿La sociedad y sus necesidades han creado la Moda Líquida o las marcas con su interés por crear nuevos hábitos de consumo constante? ¿O es una combinación de ambos factores?

Ambas se retroalimentan. Al final las marcas son empresas, no son ONGs, y obviamente lo que buscan es vender. Los consumidores cada vez éramos más exigentes, estamos inmersos en un fenómeno de neomanía o pasión por lo nuevo, donde buscamos la renovación constante, y además lo queríamos todo de forma inmediata. Y esto era una presión para las marcas, que tenían que lograr ofrecernos esa novedad reduciendo todo lo que pudieran el time to market. Este ansia de los consumidores también se vio favorecida por el progreso y la tecnología en la industria, ya que dejaron de existir barreras espacio-temporales al consumo y estaba todo accesible las 24 horas del día y los 365 días del año a golpe de un solo click. La premisa de la moda es que gana el más rápido, el más ágil y el más flexible. Las marcas se suman a este cortoplacismo, pero también se tuvo que instaurar el “see now, buy now”, porque si vemos algo online, queremos que nos llegue lo antes posible a nuestra casa y no somos capaces de esperar. De hecho actualmente, si pedimos algo por Amazon que no llega al día siguiente, ya nos parece tarde. Creo que los consumidores también somos responsables y no nos hemos parado a pensar que puede haber detrás para que la moda fluya tan rápido.  Del mismo modo que creo que si fuéramos más conscientes y consumiéramos de otra manera, dando valor a la creatividad, el diseño, la calidad, la sostenibilidad, etc. creo que las marcas se adaptarían a nuestros gustos y preferencias, como lo están haciendo constantemente.

Masterclass sobre moda líquida
Dream, Believe and Create
¿Cuáles son las principales consecuencias que conlleva esta corriente?

Por un lado, la moda líquida ha permitido democratizar la moda y permitir que vestir bien e ir a la moda sea accesible prácticamente para todo el mundo, mientras que antes era solo para las élites y algunas clases privilegiadas. Pero todo en gran medida siempre es malo. Al ffinal no es que algunos aspectos anteriormente sólidos se liquiden, sino que siguiendo este ritmo terminarían evaporándose. Al final el tener que producir a bajo coste, en tiempos muy rápidos y de forma masiva tiene sus consecuencias. La industria de la moda es la segunda más contaminante y produce más de 92 millones de toneladas de desechos y conusme 1,5 billones de toneladas de agua al año. El impacto ambiental que tiene es brutal, desde los pesticidas y fertilizantes que se usan en los campos de algodón, el uso de químicos, el exceso de energía, los materiales sintéticos que no son biodegradables, etc. Por otro lado el impacto humano, las personas que viven cerca de estas fábricas y las que trabajan en ellas por muy poco dinero y en condiciones precarias. Es necesario saber cómo y quién hace tu ropa y cuál es su coste real, más allá del precio que ponga en la etiqueta

¿Crees que las redes sociales y figuras que “viven en ellas” como los influencers han contribuido a acelerar las tendencias de consumo y novedad?

Sí, sin duda, los flujos de tendencias han cambiado favorecidos por la tecnología y las redes sociales. Antes teníamos que esperar a que saliera la edición del Vogue con las tendencias de la temporada y ahora vemos los desfiles de las granes marcas en streaming y desde las stories de los influencers en instagram. Todo se ha acelerado. Tenemos mucha mas información y además ahora está accesible para todo el mundo. Al final los influencers son un nuevo medio de comunicación, como podía ser antes una anuncio de publi en la contraportada de una revista o un cartel en una marquesina, pero más inmediato y que llega a mayor audiencia con más facilidad.  Actualmente vivimos concetados y esto hace que estemos rodeados de novedades y tendencias constantemente. Para mí, este boom que empezó inicialmente con el formato streetwear y la inspiración de los estilos que la gente llevaba en la calle y podían ser imitables, hoy en día se ha convertido en screenwear.

Sandra Bravo, impartiendo clases de moda líquida
Sandra, impartiendo una de sus clases
Con la aparición de la pandemia y una rápida transición al consumo online tanto para marcas como consumidores, ¿crees que ha acelerado el ritmo que define a la Moda Líquida o se está produciendo un efecto contrario?

No, creo que la moda no volverá a ser como antes de la pandemia y los cambios que han surgido han venido para quedarse. Generalmente los periodos de crisis siempre aceleran las transformaciones sociales y creo que este ha sido un buen punto de inflexión para las empresas y se recuperará algo de la “moda sólida”, ya que se acelerarán las tendencias que estaban emergentes como el teletrabajo, la adopción del comercio electrónico y los servicios, el gusto por lo local y la economía de proximidad, la importancia del propósito, la transparencia, el compromiso ético y los valores de las marcas y las empresas. Por lo que creo que en la industria de la moda se consolidará la sostenibilidad como una práctica totalmente necesaria.

En The Bleuve defendemos la moda sostenible y los procesos slow fashion y made to order, ¿crees que esta nueva tendencia ha llegado para quedarse? ¿Qué factores la contraponen a fast fashion que caracteriza la neomanía?

Sí, sin duda, creo que es un punto de no retorno, y una tendencia que cada vez irá a más. Ahora estamos valorando mucho más las cosas que son verdaderamente importantes, más allá de acumular cosas materiales y ropa porque sí. Esto nos hace a los consumidores ser más conscientes y saber que si hacemos buenas elecciones a la hora de comprar, poco a poco podemos contribuir a crear el mundo que queremos. La industria de la moda puede ser un modelo a seguir, siempre y cuando hagamos un esfuerzo de consciencia ética, moral y medioambiental, y entre todos cambiemos progresivamente de mentalidad. The Bleuve es un ejemplo a seguir dentro de las marcas de moda,  y los consumidores debemos empezar a valorar y apostar más por este tipo de modelos de negocio sostenibles.

¿Cómo el sector start-up de la moda puede “competir” o ganar importancia frente a las grandes marcas cuya capacidad de adaptación a los procesos es más rápida

Bueno creo que en cada caso hay que tener muy claro a lo que se juega. Osea una marca pequeña y de nicho no tiene por qué competir con una multinacional de moda grande o con un delivery como los gigantes del e-commerce, pero sí tiene que tener muy claro su propósito, misión, visión y valores y mantenerse fiel a ellos. Las grandes marcas en ocasiones los tienen más difuminados y no generan tanto engagement con los clientes porque no existe una relación cercana y un vínculo con la marca con la que se sienten representados. Pero esto sí lo pueden conseguir las marcas pequeñas con autenticidad y originalidad. Por otro lado, más que competir, actualmente están proliferando las colaboraciones y alianzas entre start-up y grandes empresas, porque se está tendiendo al trabajo en red y los ecosistemas. Al final las empresas grandes tampoco tienen la capacidad de hacer ciertas cosas ni el know-how que se necesita. Por ejemplo, ¿por qué no una colaboración de The Bleuve con el Corte Inglés en la que se vendan sus prendas sostenibles? Ellos pueden ayudar a The Bleuve en lo que saben hacer muy bien, que es ofrecer una gran plataforma de distribución y consumo, y sin embargo no cuentan con los medios y el know-how de The Bleuve para ofrecer moda sostenible, a medida, basada en la artesanía y personalizada para cada cliente. Para mi lo ideal es que cada uno tenga claro su modelo de negocio y buscar sinergias entre ellos de las que puedan beneficiarse todos, los consumidores incluidos.

Las tendencias de la moda cambian al ritmo del consumo y las marcas
Este mes hemos hablado de creadoras femeninas dentro del sector de la moda sostenible, ¿cómo crees que la mujer emprendedora y creativa puede influir en cambiar los procesos de consumo?

Yo el cambio social en el consumo no lo considero en perspectiva de género porque creo que es una cosa de todos, sin diferencias. Precisamente, muchas de las mujeres emprendedoras que hicieron sus fortunas millonarias de la nada están relacionadas con la industria de la moda como las diseñadora Diane Von Furstenberg, Madame CJ Walker que empezó como recolectora de algodón o Estée Lauder y Mary Kay Ash en el mundo de las cremas y la belleza. Sí es cierto que algunos estudios dicen que las mujeres somos más sostenibles y estamos más concienciadas que los hombres. Somos pioneras en esto, igual que en muchas otras cosas, y esto nos está llevando de alguna manera a liderar la transición a un consumo más sostenible. Las mujeres llevamos a cabo un papel fundamental en la gestión, conservación y aprovechamiento de los recursos tanto como consumidoras como educadoras, y lo importante aquí es que se le de visibilidad a este hecho y se ponga en valor el papel de las mujeres como actores clave en este cambio, de tal manera que se nos considere como prescriptoras e influencers de este comportamiento para el resto.

A continuación, os dejamos un ratito en el que estuvimos charlando con Sandra sobre el concepto de la «Moda Líquida»

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